Biografía de Policarpa Salavarrieta: Mujer y Prócer de Colombia

Esta es la biografía de Policarpa Salavarrieta Ríos, mejor conocida históricamente como La Pola, fue una neogranadina que trabajó en labores de espionaje a favor de las fuerzas revolucionarias criollas durante la época de la reconquista española del Virreinato de Nueva Granada. Fue capturada por los realistas españoles, acusada de alta traición y posteriormente fusilada en la Plaza Mayor de Bogotá.

Es el ícono representativo de la fuerza, decisión y valentía de la mujer colombiana, por tal motivo, el 14 de noviembre de cada año, fecha de su muerte, se conmemora el Día de la Mujer Colombiana. En la actualidad es considerada mártir, heroína y prócer de la independencia de Colombia.

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Resumen de la biografía de Policarpa Salavarrieta

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Sus primeros años

Debido a que nunca se encontró su certificado de nacimiento, se desconoce su nombre verdadero y su fecha exacta de nacimiento. Se presume que nació en Guaduas, Cundinamarca, en lo que era el Virreinato de la Nueva Granada, actual República de Colombia, entre los años 1790 y 1796. Sus padres fueron Joaquín Salavarrieta y Mariana Ríos. Su fecha y lugar de nacimiento pueden deducirse de la información disponible sobre sus ocho hermanos y donde vivía su familia en ese período de tiempo.

A juzgar por estos registros familiares, solo se puede comprobar en la biografía de Policarpa Salavarrieta nació entre dos de sus hermanos convertidos en frailes agustinos, José María de los Ángeles, nacido el 12 de agosto de 1790 y Manuel, quien nació el 26 de mayo de 1796.

Familia y Vida

Policarpa Salavarrieta se crió en una familia que poseía ciertos recursos económicos pero sin títulos de nobleza. Del tiempo que vivió en Guaduas, hay poca información; parece que se desempeñó como costurera y algunos afirman que enseñó en la escuela pública. Guaduas era entonces un sitio de paso obligado entre la capital y la zona aledaña al río Magdalena, importante área productora del país; todo tipo de viajeros, productos y noticias de todos los sucesos atravesaban constantemente el poblado.

En esos tiempos de revolución e independencia, Salavarrieta compartió con su familia el espíritu patriota. Su cuñado, Domingo García, murió luchando bajo las órdenes de Antonio Nariño en la Campaña del Sur, y su hermano, Bibiano, fue veterano de esa misma campaña.

La familia Salavarrieta Ríos se trasladó a vivir a Bogotá en 1797. Se establecieron en una casa en el barrio de Santa Bárbara. En 1802 una epidemia de viruela se esparció en la capital, a causa de la cual murieron el padre, la madre y dos de sus hermanos: Eduardo y María Ignacia. Después de esto, los miembros de la familia Salavarrieta Ríos se separaron. Catarina, la hermana mayor, resolvió trasladarse de nuevo a Guaduas, alrededor de 1804, con sus dos hermanos menores: Policarpa y Bibiano.

Su vida como revolucionaria

Es importante destacar en la biografía de Policarpa Salavarrieta de su vida como revolucionaria; no hay registros históricos que confirmen que Salavarrieta estuviese involucrada en política antes de 1810, pero la tradición dice que participó del grito de independencia de Colombia el 20 de julio de 1810 a sus 14 años. Lo que si es cierto, es que cuando regresó a Bogotá en 1817, ya participaba activamente en asuntos políticos.

Pero al ser la capital el centro de la reconquista realista, y la mayoría de sus habitantes al ser simpatizantes de los españoles, se hacía muy difícil entrar y salir de la ciudad sin ser detectado.

Por ese motivo, Salavarrieta y su hermano Bibiano ingresaron a la ciudad con pasaportes falsificados y una carta de presentación escrita por Ambrosio Almeyda y José Rodríguez, dos líderes revolucionarios; quienes recomendaron que ella y su hermano se quedaran en la casa de Andrea Ricaurte con el argumento de trabajar como servidumbre. Pero en realidad, la casa de Andrea Ricaurte era un centro de recolección de información de inteligencia y de resistencia en la capital.

Trabajo en Bogotá

En Guaduas, Salavarrieta era conocida como revolucionaria, pero no en  Bogotá, por lo que podía moverse libremente y encontrarse con otros patriotas y espías sin crear sospechas. También podía infiltrarse en las casas de los realistas ofreciendo sus servicios como costurera a las esposas e hijas de realistas y oficiales. De esta forma, Salavarrieta modificó y reparó uniformes, trajes y vestidos para ellos y sus familias y al mismo tiempo, escuchó conversaciones, recopiló mapas e inteligencia sobre sus planes y actividades, identificó quiénes eran los principales realistas y descubrió a quiénes tenían bajo sospecha de ser revolucionarios.

Salavarrieta también se dedicó a reclutar en secreto a jóvenes para la causa revolucionaria; con la ayuda de su hermano, ayudó a incrementar el número de soldados que la insurgencia en Cundinamarca, necesitaba desesperadamente; también recibió y mandó mensajes y compró material de guerra destinado al ejército patriota de los Llanos.

Su captura y prisión

Las operaciones de Salavarrieta se desarrollaron sin problemas y sin ser detectadas hasta que los hermanos Almeyda fueron detenidos mientras llevaban información a los insurgentes fuera de Bogotá. Esta información vinculaba de alguna manera a Salavarrieta con la revolución y los realistas obtuvieron indicios para sospechar de ella por traición, pero carecían de pruebas sólidas para acusar a una costurera de espionaje y traición y más aún, estando relacionada con varias familias importantes de la ciudad para quienes trabajaba. Pero la detención de Alejo Sabaraín mientras intentaba escapar a Casanare portando una lista de patriotas bogotanos, fue el hecho definitivo que permitió a los realistas detener a Salavarrieta.

El sargento Iglesias, el principal oficial español en Bogotá, fue comisionado para encontrarla y arrestarla. Observamos en la biografía de Policarpa Salavarrieta y su hermano Bibiano que fueron detenidos en la casa de Andrea Ricaurte y trasladados al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, que había sido convertido en una prisión provisional.

Juicio y muerte

Los acusados fueron llevados ante el Consejo de Guerra y el 10 de noviembre de 1817 Policarpa Salavarrieta, Alejo Sabaraín y otros seis prisioneros fueron condenados a morir por fusilamiento, el cual fue previsto para la mañana del 14 de noviembre. La hora de la ejecución se programó para las nueve de la mañana. Con las manos atadas, Salavarrieta fue conducida a la plaza con dos sacerdotes a su lado y un guardia abriendo la comitiva. Instantes antes de su ejecución se dirigió a la multitud que asistió a presenciarlo; la historia ha dejado constancia escrita de ellas:

“Viles soldados, volved las armas a los enemigos de vuestra patria. ¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conocierais el precio de la libertad! Pero no es tarde: ved que ―aunque mujer y joven― me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. No olvidéis este ejemplo […] Miserable pueblo, yo os compadezco. ¡Algún día tendréis más dignidad! […] Muero por defender los derechos de mi patria”.

Fusilamiento

Al llegar a la plaza mayor, les ordenaron ponerse de espaldas al pelotón de fusilamiento, ya que así era como debían morir los traidores a España, pero ellos solicitaron permiso para ponerse de rodillas, por considerar que esta era una posición más religiosa y apropiada.

Consumada la ejecución, y como era costumbre, los cuerpos de los hombres fueron exhibidos por las calles de Bogotá, con la finalidad de atemorizar al resto de los revolucionarios. Por su parte Salavarrieta, siendo mujer, se salvó de esta degradación final. Sus hermanos, frailes agustinos, José María de Los Ángeles y Manuel Salavarrieta, reclamaron el cuerpo para darle cristiana sepultura en la iglesia de San Agustín, en el barrio de La Candelaria en Bogotá.

Homenajes y conmemoraciones en la biografía de Policarpa Salavarrieta 

Día de la Mujer Colombiana:

El Congreso de la República de Colombia  aprobó en el 1967 la Ley 44,  la cual establece en su artículo 2° que el 14 de noviembre sería el Día de la Mujer Colombiana en honor al aniversario de la muerte de la heroína Policarpa Salavarrieta.

Moneda colombiana:

Policarpa Salavarrieta se ha representado en la moneda colombiana muchas veces a lo largo de los años. La última vez que estuvo representada fue en el billete de diez mil pesos ($ 10.000) hasta el año 2016.

Sellos postales:

Para conmemorar el centenario de la independencia de Colombia en 1910, el Gobierno de Colombia emitió una serie de sellos que mostraban las imágenes de algunos de los Héroes de la Independencia, entre ellos se encontraba Policarpa Salavarrieta, entre grandes figuras como las de Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Camilo Torres Tenorio y otros. Entre 1903 y 1904 el Departamento de Antioquia emitió una estampilla azul de 3 pesos que representa a La Pola.

Otros homenajes:

En Colombia hay numerosos lugares que llevan el nombre de Policarpa Salavarrieta, tales como: una urbanización en Medellín; un barrio llamado "La Pola" en Ibagué; un barrio y un colegio en el sur de Montería; un municipio del departamento de Nariño; un barrio de la localidad Antonio Nariño y una estación del sistema de transporte masivo TransMilenio en Bogotá.

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