Biografía de Herodoto Filósofo E Historiador

En esta oportunidad traemos a colación esta Biografía de Herodoto, a través de la cual damos a conocer  algunos aspectos muy interesantes de este sabio filósofo e historiador, pionero de la antropología, quien narró detalladamente en su obra, titulada Historias, compuesta por nueve libros, el decurso de las Guerras Médicas (Grecia frente al todopoderoso Imperio persa) las cuales le dieron la victoria a los griegos sobre Darío el Grande y su hijo Jerjes.


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Biografía de Herodoto

El Padre de la Antropologia

Vida y Trayectoria de Herodoto

Lo primero que se debe acotar en esta Biografía de Herodoto es que su obra está orientada desde la mirada moral y religiosa, intercalando recursos  descriptivos y etnográficos sobre los pueblos bárbaros. Pero desde ese entonces, la misma antigüedad apreció la novedad y el valor de sus relatos y le concedió el título de padre de la historia.

Según una que otra Biografía de Herodoto, se sabe que nació en Halicarnaso (hoy Bodrum, pequeña ciudad turca del Asia Menor) en fecha que aún se desconoce, probablemente hacia el año 484 a.C. Este asentamiento dórico se encontraba entonces bajo el  dominio persa y era gobernado por el tirano Ligdamis; los progenitores de Herodoto eran, por lo tanto, súbditos del imperio persa, aunque en sus venas fluía sangre griega, y es probable que su familia perteneciera a la aristocracia de esa comunidad.

Cuando aún era un niño, y con motivo de una asonada contra Ligdamis en la cual murió Paniasis, quien se cree que fuese tío o primo del futuro historiador, su familia se vio en la obligación de abandonar su patria y trasladarse a Samos. Allí pudo Herodoto lograr un contacto más cercano con el mundo cultural jonio. Según la costumbre, fue en Samos donde se instruyó en el dialecto jónico, con el cual escribió su obra; no obstante los estudios modernos han demostrado que este dialecto era usado también de manera común en Halicarnaso.

Es casi seguro que, poco años antes de 454 a.C., Herodoto retornó a Halicarnaso para participar en la derrota de Ligdamis (454 a.C.), hijo de Artemisia y miembro de la tiranía caria que tenía el control de la vida política en aquella época en la colonia. La sucesiva fecha conocida con seguridad de la Biografía de Herodoto es la de la fundación de la colonia de Turios entre los años 444-443 a.C., descubierta junto a las ruinas de Síbaris. Se desconoce si Herodoto conformó la primera expedición fundadora (dirigida por Pericles), pero sí que logró la ciudadanía de la colonia.

NOTA
Algunos de los redactores de la Biografía de Herodoto nos informan que, entre esos diez años que se extienden entre la caída de Ligdamis y su llegada a Turios (454-444), este filósofo recorrió varias ciudades griegas, en las cuales ofrecía reflexiones de sus obras; incluso se sabe que recibió diez talentos por una lectura dada en Atenas, información que hoy parece muy improbable, aunque señala el buen recibimiento que tuvo en la ciudad.

Herodoto, Viajes y Vivencias

Viajes y Vivencias de sus Historias

En la Atenas de Pericles, pudo contemplar el gran momento político y cultural que vivenciaba la ciudad y conocer a otro renombrado filósofo, Protágoras, líder de la revolución sofística, y a Sófocles, el gran poeta de la tragedia que tanto influiría en su obra histórica.

En la época previa a la fundación de Turios, Herodoto también hizo aquellos viajes de los que hace referencia en su obra. Se sabe que permaneció en Egipto por cuatro meses y que, luego se dirigió a Fenicia y Mesopotamia. En otro de sus viajes conoció al país de los escitas.

Todos estos viajes fueron hechos por el deseo de incrementar sus conocimientos y de devorar sus ansias de saber, iniciativas permanentes del pensamiento de Herodoto, el cual se aprecia en su obra como un hombre curioso, muy observador y siempre predispuesto a escuchar, lo que combinaba con su formación enciclopédica y erudita. Sus peregrinajes continuaron luego de establecerse en Turios, donde vivió aproximadamente cuatro años, si bien se sabe muy poco acerca de esta última etapa de su vida.

NOTA
La imitación realizada por Aristófanes de la obra de Herodoto, supone que ésta ya era conocida en el año 425 a.C. Los últimos eventos mencionados en las Historias de Herodoto sobre Grecia hacen referencia al año 430 a.C.; y se cree que entre los años 426 y 421 a.C., falleció en Turios.

Las Historias de Herodoto

Persas y Griegos en Halicarnaso

La división actual de los nueve libros de la obra de Herodoto (aparecen bajo la denominación de una musa) no recibió de él ni el título ni la división; procede de los eruditos alejandrinos. Fue esta obra por la que mereció ser llamado el padre de la historia.

Los primeros cinco libros detallan los aspectos profundos de las Guerras Médicas; los últimos cuatro libros contienen la historia de la guerra, que terminan con el relato sobre la invasión de Grecia por el rey persa Jerjes, así como los triunfos griegos de Salamina, Platea y Micala.

Así tenemos, que las Guerras Médicas y sus preliminares son el tema central de esta primera gran historia narrativa de la Antigüedad. Pero obviando la simplificación, se advierte que la crónica de Herodoto, múltiple y llena de complejidades, no es fácil de resumir; su propósito y sus narraciones son varias y muy diversas entre sí, por lo que cuesta en un primer momento ver sentido  unificador de tantos materiales.

NOTA
Por medio de la recolección, Herodoto se apoyó en sus muchos viajes a lo largo del mundo; de cada uno extrajo sus fuentes de información y sus datos: algunas veces, Herodoto recoge lo que ha visto; otras veces, lo que le han contado; y otras muchas, el resultado de sus indagaciones contrastando las tradiciones orales recibidas con las reliquias arqueológicas y monumentos o abordando a los sacerdotes y estudiosos de los sitios visitados.

De esta manera, por ejemplo, su estudio sobre el mito de Hércules le condujo  hasta Fenicia. Asombra cómo va entrelazando estos elementos tan diferentes entre sí y cómo los escoge, aun cuando, según su opinión, no son fiables: "Mi deber es informar de todo lo que se dice, pero no estoy obligado a creerlo todo igualmente" (lib. 7, 152).

Propósito de la Obra de Herodoto

Propósito de su Obra

Desde el inicio de su obra, el propio Herodoto revela que su propósito es “narrar los sucesos y hazañas de los hombres” y, más concretamente, la guerra entre bárbaros y griegos. Se capta que su relato, el núcleo central es, ciertamente, la narración de las Guerras Médicas, las que enfrentaron a Oriente con Occidente, pero eso da pie a Herodoto a insertar durante la lectura de su obra cuantiosas digresiones.

Éstas permitían al público que las escuchaba aproximarse a esos países extraños y distantes, que estaban conectados de alguna manera con los persas. En sí, su narración no responde a una unidad, sino que se rompe por un principio asociativo, según el cual los diferentes países o regiones se asoman en el momento en que se asocian de algún modo con los persas.

Pero, si bien estas digresiones son frecuentes en los primeros libros de su obra, se observa también que se minimizan en la parte central de la misma, donde se narra el enfrentamiento entre Grecia y Persia, iniciándose entonces un discurso  más escueto y objetivo, con una investigación y análisis más detenido de los datos.

Se revela de este modo en la obra de Herodoto multitud de estilos que dependen directamente de sus fuentes: para la descripción de países exóticos, recurre a sus viajes y a datos de segunda mano, bien orales o escritas (como las narraciones de otros logógrafos).

NOTA
De forma contraria, para relatar la guerra, centro de su obra, dispuso de documentación más accesibles y fiables sobre esos sucesos. Reúne así las cualidades de un buen narrador y las de un historiador (esto es, investigador) en su tentativa de aclarar la verdad por medio de la maraña de sus variadas fuentes.

La Etnografía y la Historia de Herodoto

La etnografía y la historia

Esta diversidad de materiales ha permitido inferir hipótesis sobre el origen de su obra. Así, las características internas y externas de las investigaciones dedicadas a los diversos pueblos que continuamente fueron vencidos por los persas podrían explicarse con la premisa de que originalmente debieron coordinarse en una descripción etnográfica e histórica del poderío persa, sin convertirse en parte de su obra hasta que, en el transcurso de su relato, Herodoto se vio cautivado por el interés que tenía el conflicto militar con Grecia.

Luego de compuestos, estos pasajes se incorporaron al programa narrativo de las Historias con varios complementos: algunos fueron ubicados en el lugar por completo adecuado, de acuerdo con la crónica de la expansión de los persa (como la referencia a los atenienses en Egipto, que tanto interés significaba para él); otros, como el de los lidios, fueron cambiados de sitio, de acuerdo con las exigencias del nuevo tema.

Otros, finalmente (y así sabemos que sucedió con los asirios) fueron suprimidos. Es muy seguro, que cierta cantidad de relatos, originariamente como lógoi o relatos independientes, destinados a la lectura frente a un auditorio, fuesen sometidos posteriormente al plan historiográfico de su obra.

Tal explicación del origen de su obra nos da la idea de su principal originalidad, ya que podemos entender cómo el autor fue transitando de la elucubración teológica y de la curiosidad de los recolectores de noticias geográficas y etnográficas al estudio de los eventos humanos averiguables a través de una costumbre digna de fe.

Antes de Herodoto, los prosistas o logógrafos, se preocupaban solo de investigar y sistematizar, siguiendo el modelo de la poesía épica, los míticos relatos de la génesis divina y humana en genealogías y crónicas, y de recolectar noticias sobre los continuos descubrimientos geográficos.

NOTA
Evidentemente, Herodoto se hallaba todavía muy cerca de los logógrafos, tanto por su modo fácil y expresivo de relator como por su idioma (escribía aún en dialecto jónico), y también por su aguda mentalidad, aunque concedió poca importancia a la mitología, la que concibe muy extensa, todo lo contrario a notas geográficas y etnográficas, para las cuales aprovechó sus diversos viajes.

Geografía y Etnografía en Herodoto

Geografía y Etnografía desde la Vision Herodosiana

En Herodoto sus intereses en el terreno de la geografía y la etnografía se orientaban hacia aquello que le resultaba extraño y sorprendente, y sus descripciones, en esencia, son muestras de la curiosidades recolectadas, de forma directa u orales, sobre pueblos y países. Y como le atrae el detalle concreto y pintoresco, sin sutilizar demasiado sobre la importancia de los hechos referidos o sobre su credibilidad, su obra tiene a veces el encanto de una fábula.

A pesar de su arcaica historia, su método era ya crítico, sabiendo relativizar las reseñas que obtenía sobre Egipto o diferenciar los sucesos en los que él había sido testigo (autopsía) de aquellos que le fueron narrados o que había conocido desde la costumbre oral.

Efectivamente, el vocablo “historia” deriva del griego, ístôr, que hace referencia a quien relata algo donde ha sido testigo, sin estar exento de lo subjetivo (se han encontrado huellas, incluso, de la enseñanza sofística), pero solamente en raros momentos tenían permitido la opinión, dejando que el lector juzgue por sí mismo.

NOTA
Ahora bien, no se puede obviar los graves errores cometidos por Herodoto por precipitación o ignorancia; pero los intentos repetidamente realizados para demostrar su mala fe han sido infructuosos; incluso busca lo maravilloso en la historia del hombre, como los fenómenos políticos, sociales y económicos, que no tienen para él mayor interés.

Herodoto y su Perspectiva Política, Ética y Religiosa

Perspectiva Política, Ética y Religiosa Herodosiana

La visión filosófica en la historia de Herodoto tiene su origen en las ideas morales y religiosas del antiguo mundo jónico. La expansión del poderío persa concluye con un desastre porque así lo desean los dioses, llenos de envidia por la excesiva prosperidad humana; es decir, ningún poder del mundo ni suceso, podía garantizar la salvación humana, si se incurría en la envidia de los dioses; su moral tan semejante como la de las tragedias de Esquilo.

Hay que visualizar a Herodoto como un espíritu religioso arcaico, que impone a su historia una estructura de hybris o desproporción (Jerjes y su desafío de las condiciones naturales al tender un puente entre Oriente y Occidente, o su osadía de azotar el mar) siendo merecedor de un castigo o de una némesis o redistribución por parte de los dioses, para reestablecer una situación equitativa.

De este modo, se capta que los dioses ejercían un rol decidido en la narración de Herodoto, por cuanto son envidiosos de las riquezas humanas, muy frágiles e inestables, como se muestra en la historia de Creso y Solón en el libro I. Desde el punto de vista político, resalta su rechazo a las tiranías griegas y su apego a la libertad, que logró aquella autodisciplina, libremente asumida, la cual  posibilitó el triunfo de los griegos frente al despotismo oriental.

Con relación a su posible parcialidad, se observa con frecuencia una cálida simpatía general hacia los griegos y los atenienses, generada probablemente cuando residió en la Atenas de Pericles, y exalta la supremacía ética de las libertades cívicas griegas, así como el heroísmo que sus aportes permitían a sus ciudadanos; pero asimismo admira la cultura de los pueblos que él llama  “bárbaros”, y así resalta el poder persa, sus reyes o los asombrosos hechos de sus soldados.

Pero ciertamente, la crónica de Herodoto culmina con un elogio muy bello de los persas (quienes prefirieron ser pobres, sometiendo a los demás, que vivir en la comodidad, sirviéndole a otros), elogio que guarda analogía con aquellos de los  héroes de Maratón ("En Grecia, la pobreza siempre fue congénita, pero con el valor, el buen sentido, y la fuerza de las leyes, para combatir, no sólo la pobreza, sino además la sumisión al extranjero).

NOTA
Este detalle, que parece poco adecuado, pone fin a una historia de griegos y persas escrita por un griego. Sin embargo, todo lo grande o asombroso atraía a Herodoto, que con su arte y método etnográfico, aparentemente ingenuo, sabía  comunicarla al lector.

Influencia de Herodoto y las Críticas a su Obra

Su Influencia y las Críticas a su Obra

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografía de Herodoto. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España),  refieren que aún a pesar del enorme éxito obtenido por Herodoto, las críticas de los historiadores posteriores le acusaban de poca rigurosidad con los datos, como Tucídides, quien tacha su método como algo efímero y solo válido para un instante, es decir, aceptable solo para leerlo y disfrutarlo.

Pero no se puede negar que Herodoto se convirtió en una fuente inobviable para los historiadores del mundo antiguo, que paulatinamente fueron reparando muchas de sus informaciones sobre lejanos y exóticos países.

Con la llegada del Helenismo, la obra de Herodoto obtuvo mayor relevancia, gracias al estilo novelesco de algunas narraciones (algo que gustaba en esa época). Aristarco de Samotracia, célebre estudioso alejandrino, emitió un comentario de sus obras, argumentando que como se ha dicho, fue siempre una referencia que no se puede obviar, ni como patrón consciente ni como anti-modelo.

En el caso de los romanos, estos también se rindieron ante la figura de Herodoto; Cicerón lo llamó "el padre de la historia" y muchos historiadores lo referenciaron abundantemente en sus citas históricas. Pero en la Edad Media, cuando la lengua griega se volvió arcaica, Herodoto dejó de leerse, aunque de forma indirecta, ya que gracias a los historiadores latinos, se dieron a conocer algunas anécdotas de sus relatos.

NOTA
Finalmente, hay que acotar que este filosofo e historiador volvió a destacarse en el tiempo, gracias a los logros del humanismo, a través de Lorenzo Valla, quien fue el primero en traducir toda su obra al latín, y en 1520 Aldo Manuzio pudo imprimir la primera edición de sus Historias, cuyo texto original de nuevo entró al caudal deformó parte de la erudición de los siglos siguientes.

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